Saludos estimados amigos de Priandori
Vengo con mucho entusiasmo a presentar mi blog personal para comenzar a compartirles mi historia con relación al trastorno mixto de ansiedad y depresión que padecí. Les invito a detenerse un momento a leer mi historia que podría servir de alguna manera para ayudar a otros.
Todo comenzó por allá a finales del año 1997, siendo yo un joven de 26 años. Para ese entonces ya tenía un hogar, era padre de dos hijos varones, y llevaba casi seis (6) años de casado.
Mi principal ocupación para el momento era el oficio de pastor y maestro de la Biblia en una pequeña congregación cristiana evangélica pentecostal, a la cual fui enviado para re-fundar desde febrero del mismo año 1997. Esa era mi real vocación en la vida, y eso quería hacer.
Pero por ser una congregación en re-fundación no tenía la capacidad de retribuir económicamente el tiempo y trabajo que yo invertía en ese oficio, así que me correspondía continuar trabajando en un empleo para poder mantener a mi familia. Yo había estado un tiempo desempleado, y aproveché ese tiempo para dedicarme con mucho esmero al propósito de re-fundar y levantar una nueva congregación en aquel lugar; pero la situación económica en mi casa se hizo muy difícil, y además mi madre estaba padeciendo de cáncer de mama en aquellos días, así que la necesidad era muy grande y me vi obligado a detener mi dedicación al ministerio religioso y dedicarme a un nuevo empleo que conseguí en un restaurante de comida árabe que para aquel entonces estaba ubicado en San Jacinto, centro de Caracas, frente al edificio de FOGADE, diagonal a la plaza El Venezolano. Ahí comencé a trabajar como segundo lunchero, preparando bebidas frías y calientes y atendiendo la barra.
La verdad es que no me sentía con la mejor disposición a dedicarme a ese empleo sino que me sentía obligado a estar ahí por cumplir mis responsabilidades como buen esposo, padre e hijo. Y fue así como mientras más avanzaba el tiempo ocupado en ese empleo, y por ende menos dedicado a lo que era mi vocación, comencé a sentirme bajo mucha presión mental y tensión emocional. Y así progresivamente ese estado se fue agudizando hasta que comenzaron los síntomas de lo que era totalmente desconocido para mí en esos momentos; la ansiedad. Comencé a sentirme muy agobiado mentalmente, a sentir angustia, preocupación, dolores de cabeza, agotamiento, falta de apetito, trastorno del sueño, insomnio, tristeza... Y un día en pleno horario del medio día, cuando había el mayor movimiento de clientes en el restaurante y todos me pedían servicio, algo pasó en mí y sentí una desesperación tan grande que solo quería salir corriendo de ese lugar. Así que le dije al gerente del local comercial que me sentía muy mal y le pedí que me dejara salir por un momento a tomar aire, y así lo hice; salí a la calle y me sentía perdido, como en una dimensión extraña y desconocida, y eso me hizo sentir mucho miedo y ganas de llorar pensando que me estaba volviendo loco. Luego regresé al restaurante nuevamente, pero no pude reincorporarme al trabajo, así pedí que me dejaran ir a mi casa y ya no pude regresar mas que a cobrar y retirarme de ese empleo. Esa fue mi primera crisis o ataque de pánico, y desde entonces mi mente se obsesionó con la idea de que estaba a punto de enloquecer, porque esas sensaciones se hicieron permanentes en mi vida de forma generalizada, ya no pude volver a sentirme normal emocional ni mentalmente, y eso fue lo que me llevó a la depresión; de ahí en adelante comencé a padecer de un trastorno mixto de ansiedad y depresión que me llevó a estar, según palabras de los psicólogos y psiquiatras que me vieron, realmente al borde de la locura.
Toda aquella confusión mental me afectó de forma extrema no solo emocionalmente sino también físicamente, ya que comencé a somatizar (síntomas físicos por causas emocionales) de múltiples maneras todo lo que estaba pasando en mi mente. Me puse muy delgado, demacrado y débil por experimentar trastornos del sueño, poco apetito; sentía mucha intranquilidad en las manos, perdí la capacidad de concentrarme, no podía leer mucho, reír, y luego de tanto llorar ya no tenía lágrimas... ¡Era desesperante! No sentía descanso. Y así estuve por mucho tiempo. En medio de todo ese drama personal, para completar más mi padecimiento, mi madre murió del cáncer que tenía, y yo la vi exhalar su último suspiro, lo cual fue muy desesperante para mí que ya me sentía como discapacitado, inútil. No pude colaborar en nada con las diligencias del funeral por la extrema condición en la que me encontraba, y me fue muy difícil mantenerme tranquilo durante el velorio y entierro de mi madre.
Finalmente, luego de ese fatal acontecimiento, ya mi esposa (para aquel momento), mis familiares, hermanos en la fe bíblica y amigos me vieron tan mal que me llevaron de urgencia al servicio psiquiátrico del hospital José Gregorio Hernández, ubicado en los Magallanes de Catia, parroquia Sucre de Caracas, donde los profesionales de la salud mental consideraron que debía internarme, y así lo hicieron luego de varios intentos en las consultas médicas.
(SERVICIO DE PSIQUIATRÍA DEL HOSPITAL DE LOS MAGALLANES)
Sobre mi experiencia luego de ser recluido en un servicio sanitario psiquiátrico les estaré relatando en el próximo capítulo de este blog, espero que les resulte interesante. A toda la comunidad, muchas gracias por leer mi historia. Quedo a la espera de sus valiosos comentarios en este post.
Saludos y bendiciones para todos
Avril Booysen 32 w
Thank you for sharing your story.